Acabas de comprarte el último modelo de teléfono móvil, llegas a casa, le colocas tu tarjeta SIM, y listo, ya puedes guardar el antiguo (que posiblemente aún funciona perfectamente) en un cajón y olvidarte de él. Durante unos días, tu última adquisición te provoca felicidad, pero poco a poco, esa felicidad extra va desapareciendo hasta que finalmente, tu nuevo móvil no te produce ninguna emoción, sencillamente te has habituado a tenerlo y ha pasado a ser una objeto más que posees.
Esto que acabo de relatar es un mecanismo de adaptación de nuestra mente ante nuevas situaciones. Es la llamada adaptación hedónica y que consiste en que acabáremos volviendo a un nivel de felicidad similar al que teníamos con anterioridad a una situación, sea buena o mala.
Este concepto explica por qué no encontraremos felicidad duradera en un nuevo coche, teléfono o en más ropa. Por supuesto, todas estas cosas las disfrutaremos, pero según los estoicos son indiferentes preferidos, y debemos ser conscientes de que una vez alcanzadas o conseguidas, las sustituiremos rápidamente por nuevos objetivos.
Entender el funcionamiento de nuestra mente nos puede ayudar a comprender que a veces buscamos la felicidad en los sitios equivocados. Cómo nos recordaba Séneca:
No está en nuestro poder tener lo que deseamos, pero sí está en nuestro poder no desear lo que no tenemos y aprovechar todo lo que nos ha llegado
Séneca
Desde el punto de vista estoico, podemos desear y perseguir aquello que queremos, pero no debemos dejar que nuestra felicidad o bienestar dependa de conseguirlo. De la misma forma, una vez conseguimos, su pérdida no debe ser motivo de infelicidad.
Debemos entender que vivimos en un mundo donde nada es permanente, y en el que las cosas y las personas, vienen y van. La gratitud es un punto común de tradiciones como la budista, cristina o musulmana, y si ponemos el foco en lo que tenemos y lo afortunados que somos de tenerlo en nuestras vidas, en lugar de lamentarnos por lo que no tenemos o creemos merecer, con seguridad que seremos más felices.